Se sale de Santiago por la C-543 dirección Noia. Nada más
empezar el descenso que nos ha de llevar a esta población se
encuentra, a mano izquierda de la carretera, San Xusto, con el
Monasterio de Toxosoutos, situado en un entorno natural de gran
belleza.
A continuación Noia, con sus calles asoportaladas y las Iglesias de
San Francisco, junto a la Alameda y las de San Martiño, con una
interesantísima fachada y un interior sorprendente y la de Santa
María, que alberga un pequeño museo de lápidas gremiales, único
en Europa, y el Cruceiro do Testal, bajo baldaquino, uno de los
pocos existentes en Galicia.
Se toma dirección Muros. En Eiroa, a la salida de Noia se
encuentra, a la izquierda, un cruceiro muy trabajado, con la escena
del Descendimiento, y a su lado un curioso peto de ánimas.
Antes de cruzar el río Tambre se puede coger, a la derecha, la
antigua carretera, que salva el río en Pontenafonso, por un puente
del s.XIV que fue reformado en 1844, y consta de 20 arcos de
medio punto.
La carretera continúa hasta Serra de Outes, capital del Concello
de Outes,desde donde se pueden realizar pequeñas excursiones
para visitar las iglesias de origen románico de Entíns.
Bordeando la ría se llega a Muros. Villa marinera que conserva
varios edificios de interés como son la Iglesia parroquial, el antiguo
Hospital, y el tipismo de sus calles con soportales y los callejones
estrechos con nombres tan curiosos como «Sufrimiento»,
«Amargura», «Soledad», etc.
Dejando Muros existen varias áreas de descanso al borde de la
carretera que permiten el disfrute del paisaje que ofrece la ría, con
Portoson, Portosín y la Sierra de O Barbanza con el reciente
Parque Eólico como fondo.
San Francisco es un buen lugar para hacer un alto y visitar el
Convento de los Franciscanos, y hacer una pequeña caminata para
ver los petroglifos de sus alrededores. Y si aprieta el calor, la Praia
de San Francisco está dotada de inmejorables servicios turísticos
que acompañan la buena calidad de aguas y arena que han
merecido una Bandera Azul de la Unión Europea.
Louro. El principal atractivo de esta parroquia muradana reside en
su laguna, frecuentada por multitud de aves y el complejo dunar
que la separa del Océano, en cuya playa se puede disfrutar de la
tranquilidad tan deseada por los visitantes, dada su longitud, así
como de los deportes náuticos, en especial los surfistas.
Continuando hacia el norte se pasa por Lariño y su magnífica
playa en cuyo extemo se sitúa el faro de Punta Insúa.
En Lira, primera parroquia del Concello de Carnota merece la pena
parar para ver el hórreo de la Casa Rectoral, próxima a la Iglesia
parroquial, que pasa por ser uno de los más largos de Galicia junto
con el de Carnota, sin duda el más elegante de cuantos hórreos
pétreos existen en nuestra Comunidad y que dispone de 22 pares
de pies y casi 35 m. de largo.
Carnota se extiende tras una zona de marismas que la separa de
su extensísima playa de más de 4 kms. que presenta una forma de
anfiteatro. Antes de llegar a Caldebarcos, en una curva peligrosa
se encuentra un desvío hacia San Mamede que nos ha de permitir
llegar al Mirador de Louredo, que ofrece un vista panorámica de
toda la Ensenada de Carnota, presidida por el blanco arenal.
Regresando a la carretera general se continúa la ruta hasta O
Pindo, pequeño pueblo marinero desde el que se pueden realizar
varias excursiones a pie para visitar el denominado «olimpo celta» y
el pico de «A Moa».
A continuación se encuentra Ézaro, única parroquia costera del
concello de Dumbría, en la desembocadura del río Xallas, único río
europeo que desemboca en el mar en forma de cascada, si bien
ésta no es tan espectacular desde que se construyó la presa de A
Fervenza.
En Ézaro se toma desvío a la derecha, señalizado, para subir al
Miradoiro de Ézaro, apto sólo para turismos, dada la pendiente de
la carretera. Desde lo alto el paisaje del estuario del Xallas, la costa
y la ría de Corcubión-Cée es magnífica.
Al llegar a Brens, junto a la factoría de Ferroaleaciones, se
encuentra un desvío señalizado a la derecha que va hacia
Dumbría, pasando por Buxantes, parroquia rural que destaca por
su iglesia barroca de torre esbelta y pináculos y varias casas y
hórreos típicos de la zona de la Costa da Morte.
De regreso a la C-550 se llega a Cée y a continuación Corcubión,
población marinera con casas con galerías de cristal,
construcciones típicas y su iglesia parroquial.
La ruta hacia el fin del mundo pasa por ir primero hasta la villa de
Fisterra, activo puerto pesquero que conserva una interesante
iglesia parroquial, Santa María das Areas, su portada principal
porticada y el cercano cruceiro de bella factura.
Desde Fisterra, el Faro que se yergue sobre los acantilados de
Cabo, marca el final del camino para el peregrino que viene desde
Santiago de Compostela y permite un desanso para admirar el
camino andado, pues se vislumbra la ría de Corcubión y la costa de
Carnota y Muros hasta el Monte de Louro, y más al sur el litoral de
Porto do Son en la península de O Barbanza.
Desde Fisterra se puede emprender el regreso hacia Santiago de
Compostela o continuar ruta hacia la Costa da Morte
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